Netflix y Big Data

Las grandes plataformas de entretenimiento basan su éxito en un análisis inteligente del ingente volumen de datos que pueden reunir. El Big Data y el Data Science permiten la súper-adaptación del producto audiovisual. Los datos están redefiniendo ámbitos como la comunicación política y la producción cultural.   

Voces expertas de las ciencias sociales, entre ellos Michal Kosinski, llevan tiempo argumentando cómo un análisis concienzudo sobre los datos generados por el usuario en ciertas redes sociales puede producir un conocimiento increíblemente profundo de su existencia. Si estudiamos, por ejemplo, entre 100 y 300 de los registros de actividad generados por una persona en su cuenta de Facebook podríamos trazar un mapa de su personalidad: sus consumos, sus simpatías ideológicas, contenidos espirituales, orientación sexual, etc.

Claro, surgen diversos interrogantes sobre la utilidad o finalidad de contar con información tan sofisticada sobre alguien. La respuesta es que crear el cuadro de personalidad, con un monitoreo tan extenso de su perfil en redes sociales, de una persona o dos, incluso de unas decenas tiene un valor bastante relativo. Pero si la cuestión asciende a los cientos o miles pasa a convertirse en un capital que gana elecciones presidenciales, arrasa mercados y remueve la producción cultural. 

M Hilbert, un alto asesor en materia tecnológica de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos es claro al afirmar que existe una relación directa entre Big Data, ciencia de datos y las victorias electorales de, al menos, los dos últimos presidentes de la nación. Entre las estrategias que pueden madurarse a través de las redes sociales tenemos un tipo de “infiltración” en nichos con determinado público, es decir, la creación de perfiles desde donde se difunden distintas arquitecturas de lenguaje, imagen, etc. Lo anterior permite, entre otras cosas, medir el grado de aceptación de X sistema de ideas o argumentaciones y adaptarlo.    

Tal vez puede pensarse que la utilización del Big Data en comunicación política tiene cierta relación con su implicación en la creación y consumo de productos culturales. En varios sentidos, uno de ellos es la necesidad de “medir” los contenidos político-ideológicos del usuario con el fin de crear un “producto” (el relato ideológico en sí o el producto cultural de naturaleza visual y consumido en grandes plataformas, por ejemplo) cuyo éxito esté basado en el centro de interés de la Psicología de la comunicación política: los anclajes culturales, los sistemas de creencias y, muy importante, un saber sobre el campo semántico del otro.

NETFLIX… NOS CONOCE MÁS QUE NADIE

En efecto, navegar en el campo semántico del otro permite lanzar a los universos de la comunicación digital un mensaje con altísimas probabilidades de éxito, hablemos de una campaña en Facebook, Instagram o de una película producida y distribuida por Netflix.

Sistemas de creencias, anclajes culturales y campo semántico del otro son áreas de interés de la Psicología Política y el marketing digital que están adquiriendo su valor mayor en estos tiempos dorados del Big Data y el Data Science.     

Precisamente, Netflix es un caso paradigmático en cuanto al análisis de datos se refiere. Hubo una época lejana donde los contenidos audiovisuales de una gran compañía del entretenimiento se decidían en una maquinaria de influencias, relaciones y decisiones de alta dirección a puerta cerrada. Luego llegaron distintas técnicas en estudios de mercado que se tradujeron en auténticas tendencias, movimientos, etc.

Pero más tarde, cuando se desarrolla el esquema de negocio de las grandes plataformas, se pasa a estudiar el comportamiento del usuario. Nadie ha llevado este modelo tan lejos como Netflix, que aventaja con mucho en la implementación de algoritmos capaces de aprender a partir de los hábitos observados en ese usuario. Por supuesto, partimos de lo evidente: la compañía con sede en California no tiene que ir a buscar sus principales matrices de datos en ningún otro sitio que en su propia plataforma. Con más de 167 millones de suscriptores en todo el mundo (casi 3.5 millones están en España) y 20.1 mil millones de dólares generados durante el 2019, tiene un flujo de información suficiente para alimentar sus sistemas de análisis de datos.

Si usted es cliente de Netflix, tenga la seguridad de que existe una suerte de “expediente” sobre comportamiento digital donde se registran lecturas sobre cuáles son sus dispositivos predilectos, qué navegadores utiliza, qué tipo de películas y series suele consumir, etc. Además de las horas de conexión, el tiempo dedicado a las búsquedas y los rangos temporales en que, por ejemplo, una serie de varias temporadas es visualizada, pueden extraerse informaciones sobre su agenda semanal, cuándo se desconecta del trabajo y se dedica al entretenimiento, etc.

Pero si, por otra parte, tiene actuaciones como volver a ver capítulos o segmentos de los mismos en horas distintas a las habituales, lograrán sintetizar rasgos psicológicos. Y esto sin nombrar la coincidencia con su red de amigos, grupos de edad, ubicación geográfica, etc.

ENTRETENIMIENTO ADAPTADO A PARTIR DE LOS DATOS

Esta información, multiplicada por millones de usuarios y acumulada a lo largo de varios años, en el caso de Netflix emparenta cultura audiovisual con análisis de datos.  El éxito incontestable en el mercado, en varios de los certámenes y festivales más importantes de la industria (Globos de Oro, Emmy o los Óscar) , tiene que ver con qué saben tanto de sus usuarios (sus anclajes culturales, por ejemplo) que pueden producir documentales, películas y series donde se cuenta y muestra exactamente lo que éstos quieren ver y escuchar.

Big Data y Data Science prometen momentos, digamos, estelares, como la medicina personalizada o la búsqueda de señales llegadas desde el espacio, pero de entre estas ideas futuristas una de las primeras en realizarse es la programación súper-adaptada.

Ciertas estadísticas sostienen que la posibilidad de éxito de una serie lanzada por esta plataforma, creada en base a sus análisis de datos, está en torno al 70%. La cifra cae el 35% en la televisión convencional. Estamos llegando al momento donde muchos cuestionan el futuro del negocio tradicional de la televisión.

Todo esto ha llevado a que algunos expertos definan a Netflix como una compañía en el sector del Big Data y el Data Science. Su departamento de recolección, modelado, análisis y algoritmos Machine Learning superaría la capacidad de algunas agencias de inteligencia del mundo. Monitorizan más de un billón de eventos al día dados en la plataforma, el pipeline genera diariamente 3 Petabytes de información y en horas de mayor tráfico pueden llegar a registrar 8 millones de eventos por segundo.

Todo lo anterior sin olvidar algo que nos interesa mucho en este blog: estas plataformas experimentan un espectacular crecimiento, lo que se traduce en ventanas profesionales enfocadas  a la nueva industria de los datos.


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