Máster en Big Data y Data Science de la UNED

Son tiempos de gran incertidumbre económica, donde todos los sectores productivos y carreras profesionales se ven afectados por las dudas acerca de lo que podría ocurrir en el futuro más próximo. Sin embargo, aún en medio de esta coyuntura tan volátil, todos los indicadores y voces expertas parecen coincidir en que hay un conjunto de habilidades y competencias profesionales que enfrenta el mañana sin temor. Sí, hablamos de Big Data y Datas Science.

Debido a su extraordinario crecimiento, los datos están a punto de ser una realidad mucho más tangible de lo que intuitivamente pensamos. Básicamente por dos razones: porque una enorme proporción de nuestra socialización transcurre por la red, a lo que sumamos que la digitalización genera una huella de datos en todo proceso productivo. Esto no es una realidad exactamente nueva, lo que cambia a pasos agigantados es el volumen, ligado a la capacidad de almacenamiento y procesado.

En términos económicos pueden ocurrir múltiples desajustes, pero se piensa que pocas cosas podrían mermar, por ejemplo, las 347.222 historias en Instagram o los 42 millones de Whatsapp que cada minuto circulan sólo en los Estados Unidos.  Es decir, nos referimos a comportamientos ya muy insertos en el modelo cultural donde actualmente nos reproducimos como sujetos.

Entre las cuestiones que se derivan de lo anterior, cómo no, tenemos la consolidación y acuciante necesidad de aquellos cuadros productivos capaces de extraer riqueza potencial de toda esa información. Prestigiosas fuentes, como los estudios estadísticos de LinkedIn, sitúan a los científicos de datos como los profesionales centro de la mayor demanda. Otras estimaciones, como las llegadas desde la Comisión Europea, incluyen a los profesionales en Big Data y Data Science en el esquema STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), donde tendremos un déficit de 200 mil puestos de trabajo al finalizar este 2020.   

BIG DATA Y DATA SCIENCE… EN TODOS LOS SECTORES ESTRATÉGICOS

Importante: no estamos refiriéndonos únicamente a profesionales útiles para trazar perfiles a profundidad sobre los usuarios de grandes plataformas, como Facebook, Amazon o Netflix.  No, estamos también hablando de aquellos que pueden contribuir, en la analítica de datos, a reconstruir el sistema sanitario, mejorar el transporte o avanzar en la utilización de energías limpias, entre otras muchas actividad de diversa naturaleza.

Puede afirmarse, sin atisbo de duda, que el especialista en Big Data y Data Science está actualmente involucrado en todos los sectores estratégicos de la producción. Y que los datos, hoy por hoy, están redefiniendo los viejos límites de la geopolítica y la cultura corporativa.  

Puede ser interesante decir, por otra parte, que los expertos en Big Data y Data Science resultan claves para aquellas agendas políticas que tengan contemplado preservar el tejido industrial de sus economías. Tanto en los proyectos de Investigación y Desarrollo, en la exploración de nuevas vías de Innovación, como en el gran problema de adelantarse a las crisis del modelo, dependemos de un abordaje inteligente de los datos a disposición de una Administración y una sociedad conscientes de la velocidad a la que cambian las cosas y los tiempos.  

Pero también tenemos un frente importante en el diseño de ciudades más inteligentes y sostenibles. Ahí tenemos el caso de los datos derivados de la red móvil. Éstos resultan extremadamente útiles en programas sobre mejoras en la movilidad urbana. Sabemos que en ciudades que experimentan, en condiciones de vieja normalidad, importante presión del turismo, es posible y conveniente la generación de un mapa detallado con las rutas habitualmente seguidas por los visitantes, lo que permite prever la necesidad de servicios, seguridad, etc.

Lo anterior sin nombrar el valor que para cualquier estrategia de marketing y comunicación tiene una matriz de datos que indique el número de personas y por cuánto tiempo circulan dentro de un cuadrante donde residen intereses comerciales.

CAMBIOS EN LA FORMA DE CONSUMIR

En la diana de estos debates también están los cambios en la forma de consumir. Desde hace años, cuando se empezó a hablar de globalización, comenzó un proceso (profundamente dispar, según el lugar del mundo donde estemos) donde el consumidor pasó a tener mucha información a su alcance, a exigir inmediatez, a desear más de lo que necesita, etc.

Por supuesto, la forma como el mercado reacciona a esas transformaciones es objeto de fuertes debates en las ciencias sociales. Por una parte, algunos argumentan que analizar los datos de esa mega-entidad llamada el consumidor nos permite adelantarnos a sus necesidades. Pero otros alegan, que esas necesidades no se desprenden de un ejercicio de sus libertades, es decir, que el estudio de los datos otorga un poder (un conocimiento) capaz de controlar la orientación del consumo.

En esas proporciones, “adelantarse a las necesidades” comienza a cobrar un valor mayor cuando nos referimos a la solución a medio y largo plazo de los grandes desafíos del momento (las energías, la alimentación, el clima etc.). En todo lo demás, nos toparemos con lo relativo a la privacidad y los derechos.

Algunas conclusiones derivadas de todo lo anterior son que la demanda de estos profesionales seguirá creciendo y que adquirir una formación superior en Big Data y Data Science es una inversión extraordinariamente rentable; pero que es igualmente importante la orientación y las motivaciones que perseguimos.


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