Máster Big Data UNED

Nuestros datos son riqueza, su gestión y análisis se perfilan como la nueva “industria”. Los datos podrían ser la verdadera divisa. Se hace necesario profundizar en el conocimiento de su potencial y protección.

Los cambios recientes en todo este universo de los datos (nuevas tecnologías, programas universitarios avanzados, cambios legislativos, etc.), nos hablan del cuidado que hoy demanda su uso. Hasta ahora, la sesión de datos durante la experiencia virtual no era concebida como una operación de trasfondo económico. Pero ahora se extiende en la sociedad de la información cierta noción acerca de la cantidad de aspectos sobre nuestro comportamiento que pueden extraerse con un análisis científico de los datos.

En nuestros patrones cultuales actuales absolutamente todo es objeto de un tratamiento o gestión inteligente. Y entre las cosas que están captando más atención a nivel académico y empresarial encontramos el incesante flujo generado por nuestra huella digital y de consumo, donde todo es re-interpretable a más de un nivel: la información que se crea cuando hago uso de un servicio puede decir mucho sobre mis opciones o mis deseos.

BIG DATA, UNA CUESTIÓN DE PATRONES Y BUENA PEDAGOGÍA

Estudiosos del sector consideran que el 90% de las acciones sobre los datos se dan de manera anónima y agregada. Así que, al hablar de Big Data, obtenemos patrones de gran tamaño. Es como un regreso, casi filosófico, a la idea de totalidad. Naturalmente, y lo sabe cualquier experto en marketing digital, si el objetivo son los patrones de comportamiento digital de un entorno o grupo especifico, las posibilidades de segmentación de los datos para captar tendencias son cada vez más sofisticadas (hasta la misma identidad de un individuo).

Así pues, importantes objetos de investigación y desarrollo, como la Inteligencia Artificial y otros, se convierten en la locomotora de cambios productivos que redefinen lo que es valioso y lo que no en una sociedad basada en la información.

Entre las grandes modificaciones que traen estos cambios encontramos criterios distintos sobre el uso de la riqueza y la consiguiente responsabilidad social. Algunos definen a la acumulación de datos como “el petróleo del siglo XXI”, pero, usando esa metáfora, que se descubra la existencia del oro negro en un lugar no siempre significa que pueda extraerse. A veces tampoco se debe. Por ejemplo, cuando el beneficio de unos implica la pérdida de otros.

Con los datos podría ocurrir algo lejanamente parecido. De ahí que asistamos a distintas acciones y estrategias pedagógicas enfocadas al ciudadano acerca del uso futuro de su información y el movimiento económico que ésta puede poner en marcha.

Lo importante es consolidar una ética de trabajo adaptada a los tiempos de lo digital. El suministro datos para el mantenimiento y mejora de un servicio, tras varios escándalos a nivel mundial (como el de Cambridge Analytica y Facebook), se comienza a ver como inadmisible cuando aquellos terminan en manos de un tercero que los sumará y explotará a tercer y cuarto nivel.

Y esa ética de trabajo adaptada a lo digital, por supuesto, se relaciona en demasía con la calidad de los profesionales que tienen en sus manos la analítica masiva de datos. La generación de confianza ahora es un importantísimo valor de estas nuevas industrias. Pero ni seguridad y profesionalidad, ni confianza, ni buenas prácticas son rasgos que vayan por libre en el Big Data y el Data Science. Son atributos que deben estar reunidos en el mismo profesional.

En este instante y durante los próximos años estaremos formando a los cuadros productivos que verán el fin del tránsito generacional entre lo analógico y lo digital. El momento histórico es único e irrepetible porque estamos sentando las bases para formas de trabajar y crear que están cambiando sensiblemente el estilo de vida.

Que el dato se comporte como una futura moneda de cambio que opera con un prisma distinto, con inclusión o sostenibilidad, depende de lo que hagamos ahora; se relaciona con los criterios y enfoques que acompañen a los grandes campos de investigación y desarrollo como el Big Data y la Inteligencia Artificial.   

En el centro de estos importantes debates hay esfuerzos que puede ser importante destacar, nombremos dos directamente relacionados con su dimensión pedagógica:

En primer lugar, el Programa Modular (Experto, Especialista y Máster) en Big Data y Data Science de la UNED incluye en su convocatoria 2019 un módulo entero dedicado a la “Normativa de Protección de Datos”, además, en un momento neurálgico por la entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Protección de Datos. En dicho módulo se abordan temas de transcendencia, como los relativos al consentimiento, la transparencia, las responsabilidades y la seguridad, entre otros.

Este módulo vuelve a situar a este exitoso Programa superior en Big Data y Data Science de la UNED a la cabeza de la oferta formativa sobre la materia existente entre las universidades españolas.

En segundo lugar, la UNED y la Agencia Española de Protección de Datos se unen para poner en marcha el Programa Modular (Experto, Especialista y Máster) en el Reglamento General de Protección de Datos. Posiblemente, hablamos de la formación con mayor nivel y calidad en el modelo europeo de protección de datos de las vistas hasta ahora, entre otras razones, porque es impartida por quienes han protagonizado en primera línea la aparición de la nueva normativa.

Si estamos generando un nuevo tipo de riqueza, una nueva moneda, puede ser la oportunidad para hacer las cosas de manera un poco distinta.