2022: UN AÑO BIG DATA Y DATA SCIENCE

Experimentamos un importante aumento de compañías y organizaciones que incorporan el análisis inteligente de los datos a su alcance para mejorar sus procesos productivos. Durante otro período la demanda de expertos y especialistas en Big Data y Data Science crece por su valor estratégico en todos los sectores.

Hemos hablado en entradas anteriores de la profundidad alcanzada por fenómenos de primer orden como la transformación digital, la Inteligencia Artificial, el Deep Learning, el Internet de las cosas y la extensión vivida por el consumo electrónico. Se trata en todos los casos de modelos de trabajo totalmente sustentados por la profundización de culturas organizacionales orientadas e incluso definidas por las ciencias de los datos.

¿En qué se traduce esto? Pues, entre otras cosas, en que el mercado laboral evoluciona para intentar dar respuesta a la demanda de expertos y profesionales en Big Data y Data Science. Sin embargo, tras nombrar la demanda de profesionales en estas áreas, viene la auténtica cuestión: ¿De dónde van a salir tantos cuadros productivos con un perfil tan especial y, además, provistos de las mejores credenciales académicas?

El ecosistema de las nuevas industrias de los datos crece y cambia a una velocidad tal que convierte casi todas las frases en tópicos. Si los datos son como el “nuevo petróleo”, no es menos cierto que hace falta gente muy cualificada para extraer ese novísimo oro negro. De lo que se desprende, como siempre, la capacidad del sistema universitario de un país para contestar a las necesidades de su economía. Lo que va a contar realmente es la capacidad comprobada de un profesional para extraer, refinar y aprovechar esta nueva fuente de valor en la economía global, como argumentan en el World Economic Forum (WEF).

Efectivamente, sabemos que estamos inmersos en un flujo incesante de información, que todo proceso productivo genera datos susceptibles de ser analizados. Pero conviene no olvidar que allanar científicamente todas las etapas y articular las herramientas analíticas, tecnologías y metodologías que componen el Big Data y el Data Science involucra un conocimiento solo conseguible a través de la mejor formación superior posible. Son todos los elementos anteriores los que están llevando a repetir el anuncio de años anteriores: el 2022 será un año Big Data y Data Science.

Los análisis más importantes (Data Science in the New Economy y otros) llevan tiempo llamando la atención sobre la gran plasticidad ofrecida por el análisis de datos para aportar valor y crecimiento prácticamente en cualquier sector industrial, administrativo o económico. Todas las actividades humanas resultan susceptibles de medirse a través del flujo de datos que éstas podrían producir, es decir, los conocimientos para mejorar procesos y ser más competitivos simplemente están ahí, a la espera de un profesional con las herramientas necesarias.

Dado que las empresas, Administraciones y organizaciones se suman cada vez más a la idea según la cual gestionar y analizar los datos se comporta como uno de los activos más valiosos de la estructura, los estudios sitúan a los profesionales en Big Data y Data Science como los de mayor proyección y más demandados.

Se espera, además, que la propia complejización de tecnologías como el Internet de las cosas, la Inteligencia Artificial y las ciudades inteligentes lógicamente genere crecimiento en la industria del análisis de datos, que tendrá como uno de sus signos la exigencia formativa.

En conclusión, como viene siendo la tónica de estos últimos años, la transformación digital orienta de manera determinante donde se creará mayor empleo y riqueza. Los datos, la piedra angular de estos tiempos digitales, son protagonistas absolutos.


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